A medida que nuestro mundo se vuelve más digital, los ciberataques inevitablemente se volverán más comunes. Un número creciente de ataques a la cadena de suministro, botnets y ransomware se dirigen a industrias como los juegos, el comercio minorista y la atención médica. Estos ataques se ven agravados por las crecientes tensiones geopolíticas, como el reciente conflicto entre Israel y Hamas. La importante y creciente responsabilidad de proteger a las empresas recae en los directores de seguridad de la información (CISO) y su personal. 32.000 CISO en todo el mundo luchan contra los ciberataques, que ocurren cada 39 segundos.
Positivamente, según un informe de NightDragon, casi el 80% de los CISO informaron un aumento en sus presupuestos cibernéticos entre 2022 y 2023: una mejora notable con respecto al 66% de los encuestados del año anterior. Si bien otros presupuestos pueden disminuir como resultado de los desafíos económicos, este crecimiento resalta la importancia del gasto en ciberseguridad. Los CISO están gastando dinero para combatir amenazas modernas como el ransomware y mejorar las capacidades de seguridad de los terminales y la nube. Además, están realizando inversiones en campos de vanguardia, incluida la seguridad de la tecnología operativa y la inteligencia artificial.
Estas inversiones claramente están teniendo un impacto en el mercado. Los gobiernos están poniendo en vigor nuevas normas que probablemente generarán más inversiones, y programas como Secure by Design están influyendo en cómo se desarrolla la tecnología. Los riesgos emergentes, como los ataques impulsados por la IA y la intromisión electoral, están impulsando cambios en el panorama de la ciberseguridad. Para 2025, se prevé que los daños causados por los ciberataques alcanzarán los 10,5 billones de dólares.
Considerando el futuro, el 80% de los CISO predicen aumentos presupuestarios adicionales en 2024, lo que demuestra su dedicación continua a la ciberseguridad como un elemento esencial de las organizaciones exitosas y resilientes. Esta tendencia, que promete un futuro más seguro, fomenta el optimismo entre los inversores y los expertos del sector de la ciberseguridad.